martes, 8 de septiembre de 2009
miércoles, 26 de agosto de 2009
Lerab Ling
Lerab Ling es el lugar de referencia de Rigpa, una asociación de carácter internacional que, siguiendo las enseñanzas del Maestro Sogyal Rinpoché (autor del Libro Tibetano de la Vida y la Muerte, ed. Urano), reúne a estudiantes de todo el mundo que quieren profundizar en sus conocimientos de Budismo Tibetano, y mejorar su estado mental trabajando por ellos mismos y por el bien de la humanidad.
Cada año se celebran múltiples retiros de meditación en Lerab Ling, algunos abiertos al público y otros solo para los estudiantes de Rigpa.
Además, los domingos por la mañana hay visitas abiertas al público para que puedan disfrutar de este mágico lugar.
A veces la vida brinda oportunidades maravillosas de aprendizaje, y Rigpa es uno de esos lugares en los que aprender es practicar, actuar e integrar las enseñanzas al día a día.
Desde aqui todos mis respetos y admiración a Rigpa, Lerab Ling y sobre todo a Sogyal Rinpoché por su labor y su entrega.

sábado, 1 de agosto de 2009
Paradojas a la orilla del Mar

Llegó a la orilla del mar, se detuvo y silenciosamente escuchó el sonido del agua meciéndose pausadamente. “Nos sentimos atacados en cuanto alguien trata de ayudarnos a ver nuestro errores (o nuestras virtudes). Nuestro ego nos impide aceptar que nos equivocamos y en lugar de tratar de aprender, nuestro batallón de defensa sale a la carga: ¡yo soy así! ¡Es mi personalidad y no la puedo cambiar! ¡Me gusta como soy!¡¡¡Que ciegos estamos!!!".
Allí, de pie frente al Mar, respiró profundo y miró al horizonte, donde la luna se fundía con las estrellas.
“Con lo maravillosos que es esto, lo mágico que es sentirse bien ante espectáculos tan sorprendentes de la vida, y en lugar de disfrutar de unos días de descanso nos dedicamos a discutir y discutir por tonterías… ¡que más da quien haya puesto la mesa o quien haya hecho la comida! Hoy la hago yo y mañana otro. ¡Ojala todos los problemas del mundo fueran como ese!... ¡Vaya, una estrella fugaz! Realmente tengo que empezar a navegar…"
Comenzó a andar por la orilla en dirección a unas rocas. No había nadie en la playa, y la distancia al camping era la suficiente como para no ver ninguna luz. Tan solo las estrellas y
“Me gusta esta sensación. Me gustaría tanto vivir una temporada cerca del mar, poder estar aquí cada vez que lo necesite. No se que me da el mar pero me hace sentirme libre, me hace sentir algo especial. Es tan serena y tan brava, tan profunda y tan superficial a la vez… A veces me pregunto cual será la fuerza que la mueve, que la hace mantenerse en constante cambio, en constante movimiento… ¿Cómo no vamos a cambiar las personas? Y aun así nos empeñamos en no hacerlo porque pensamos que de ese modo perdemos aquello que nos distingue del resto. Pero creo que el cambio es inevitable ¿Acaso no cambia la luna cada día, y no cambian las plantas, y la tierra, no cambia nuestro físico con el paso de los años? ¿Por qué no cambiar entonces aquello de nosotros que no nos satisface en lugar de resguardarnos en el ego? Claro, suena muy fácil pero luego hay que aplicar la teoría a la práctica…”
Sin apenas darse cuenta había llegado hasta el lugar donde terminaba la playa y comenzaban las rocas. Esa playa no era muy grande. Estaba rodeada de altas montañas semi desérticas cubiertas de plantas que sobreviven a altos grados de temperatura. Había algunas palmeras salvajes cerca de la orilla que, con el sonido del viento, emitían un suave canto junto con el mecerse del mar. El entorno llevaba, sin poder ni querer evitarlo, a la reflexión, a la meditación sobre algunos aspectos de nuestras vidas que tarde o temprano nos hacen dudar de aquello que nos han enseñado como “real”, de esos principios que nos han sido inculcados como paradigmas ante los que no cabe la duda. Y sin embargo dudamos…
“¿Debo seguir andando? Las zapatillas que llevo no son muy buenas, pero parece que la luna ilumina lo suficiente. Se, se ve bien, pero… se van a preocupar por mi. He salido tan disparado que igual piensan que… No pasa nada, ya me conocen. Estas rocas son realmente preciosas, me apetece seguir. Además, no son tan peligrosas y ya conozco el camino. Necesito sentarme un momento frente al acantilado y reflexionar”.
Comenzó a caminar por las rocas que entraban en
“Parece que no resbala demasiado. Me gusta la noche, si. Me gusta caminar de noche, y el mar a estas horas, así de calmado, parece una piscina gigante. ¿Cuánto tiempo llevaré fuera? He perdido la noción del tiempo; ojala siempre pudiéramos y supiéramos perder la noción del tiempo y vivir el momento. Pero tenemos tantas preocupaciones, tantas comeduras de cabeza… nos preocupamos por el futuro y se nos olvida vivir el presente, y así día a día llegas al final de tu vida y te das cuenta de que no te has enterado de nada, y entonces ¡a volver a repetir! Una y otra vez hasta que aprendamos a Ser a cada instante, a sentir cada momento, a amar, a vencer miedos y temores que se nos inculcan desde pequeños: “no toques eso, no vayas allí, cuidado con aquello…” y así toda una vida. Barreras y más barreras. Creemos que somos libres pero realmente estamos encarcelados. Vaya, parece que esto empieza a ponerse complicadillo”.
Se detuvo un momento agarrándose fuertemente a las rocas, pues la alfombra de piedras que se adentraban en la mar comenzaban a desaparecer, lo que le obligaba a empezar a ascender colina arriba.
“Claro, es la parte del acantilado ¿Ya? He llegado rápido. Bueno, pues arriba, aunque tengo que tener cuidado porque la caída desde aquí al agua es peligrosa. Pero hay que vencer el miedo”.
Comenzó a trepar. De pronto, desde lo alto del acantilado llegó un sonido, como si alguien estuviera golpeando una piedra con un palito una y otra vez.
“¿Habrá alguien ahí arriba? Pero ¿quién puede haber aquí a estas horas? A lo mejor el sonido viene del mar. No, no, viene de lo alto de la colina. Es extraño, no suele haber mucha gente en esta playa y menos de madrugada ¿Será algún animal? Pero aquí no hay animales, es desierto. Y ya no puedo volver; no, volver es peligroso. Creo que tengo que seguir adelante. Ha parado, ahora no oigo nada. ¿Me habrán oído? Bueno, tranquilo, si te pones nervioso es peor y no hay más alternativa que subir.
Otra vez ¿Qué estará haciendo? Quizá si voy más despacio se vaya, o a lo mejor puedo esquivarle. ¿Sabrá él que estoy aquí? ¡Si es que me meto en cada una! Quién me manda estar aquí colgado a las tantas de la madrugada. Y nadie sabe que estoy aquí. Si me caigo al mar… bueno, ya me encontrarán, o sino me comerá algún pez. Ya me queda poco para llegar. Otra vez ha parado ¿a que estará jugando? Quizá me ha oído y se cree que soy algún animal y me quiere asustar ¿Debería decir algo? No, mejor voy a llegar arriba y a ver que pasa. Vaya, yo solamente buscaba un poco de tranquilidad. Si me hubiera quedado en la playa… Bueno, no pasa nada.”
Continuó colina arriba, y aunque sentía algo de temor, su deseo de aventura y de llegar a lo alto fueron mayores que el poder del miedo y la duda.
“No se por que me asusto ¿A quien puedo temer? Estoy aquí solo, en medio de este lugar, y además cualquier encuentro en este momento sería mágico”
Pero al llegar a lo alto no encontró a nadie. El sonido había cesado. Miró a su alrededor y continuó su camino, ahora más relajado y disfrutando tranquilamente del reflejo de la luna sobre aquella inmensidad uniforme de la mar.
Su inconsciente le había jugado una vez más una mala pasada, haciéndole no solo escuchar extraños sonidos sino permitiendo que el miedo se apoderase de él. Pero ahora se sentía relajado, y con cada bocanada de aire exhalaba algo más que le había bloqueado en su interior: ideas, sentimientos, reflexiones que le impedían fluir en determinados momentos y ante determinadas situaciones.
Aquel sonido había sido liberador, y se sentía con fuerzas para volver y tratar de resolver, sin dañar a nadie, aquel ahora insignificante conflicto que le había llevado hasta allí.
Pero antes de volver se sentó unos minutos al borde del pequeño acantilado y observó el mar. Y lo vio tan bello como nunca antes. Pensó de nuevo en el poder que estaba poniendo en funcionamiento aquel mundo oculto, nuestro mundo oculto. “Energía, todo es pura energía. Algo extraordinario ocurre a nuestro alrededor sin que seamos conscientes de ello, sin que apenas nos demos cuenta. Tenemos tantas preocupaciones que nos olvidamos de mirar y sentir la belleza y la energía a nuestro alrededor, dejando que por encima de esa energía aflore el ego, la envidia, el odio, esos sentimientos tan primitivos e irracionales que se diría que todos estos millones de años que el hombre lleva sobre la tierra han servido para poco… Si tan solo pudiéramos, supiéramos sentir plenamente la belleza del mar…”
Y con ese pensamiento se levantó para ponerse de camino al camping.
Al poco de reemprender la marcha comenzó de nuevo a escuchar el sonido, pero esta vez era más cercano.
Tranquilamente se fue buscándolo, atraído por él. A lo lejos vislumbró una silueta de una persona sentada que hacía sonar un palito sobre una piedra, emitiendo lo que le pareció un sonido envolvente en el silencio de la noche.
Poco a poco se fue acercando, y cuando estuvo a la distancia adecuada para ser escuchado tan solo dijo: “Buenas noches”.
La persona, algo asustada, soltó el palito dejándolo caer. Él se agachó, lo recogió y se lo entregó.
Y tranquilamente se sentó a su lado…
Cristina Iglesias
lunes, 27 de julio de 2009
Las dos sortijas
Dice así:
Cada hermano se colocó en el dedo la sortija correspondiente y cada uno de ellos emprendió su vida por separado. Unos días después, el hermano menor, preguntándose por qué su padre guardaría tan celosamente una sortija sin valor, comenzó a examinarla con detenimiento y, al hacerlo, en su interior, pudo leer:
"Bueno - se dijo -, éste debía ser el mantra de mi padre". Transcurrió el tiempo. La via siguió su curso para ambos hermanos, con sus inevitables fluctuaciones. Vinieron los buenos y los malos momentos; las favorables y desfavorables situaciones; el placer y el dolor. Los cambios de la vida comenzaron a desequilibrar al hermano mayor, que se exaltaba facilmente cuando las circunstancias eran favorables y se deprimía cuando eran adversas. Todo le causaba desequilibrio, de tal modo que tuvo que comenzar a tomar somníferos, a visitar psiquiátras, a someterse a las más variadas terapias y a soportar la insania de la mente. ¿De qué le servía la valiosa sortija de diamantes?
El tiempo huye. Discurría como un río serpenteante la vida del hermano pequeño. También había momentos buenos y malos; alegrías y sufrimiento; situaciones plácidas y dolorosas. Pero siempre tenía presente la inscripción de la sortija de plata: "ESTO TAMBIÉN CAMBIARÁ". De ese modo mantenía una actitud ecuánime y equilibrada, el ánimo placentero y no tenía aversión a lo desagradable. "ESTO TAMBIÉN CAMBIARÁ". No se exaltaba y no se deprimía. Estaba siempre en paz consigo mismo, pacífico y contento, fluyendo en armonía.
Creo que este cuento es muy ilustrativo. A mi me ayuda bastante en mi día a día.
Recopilación de Ramiro Calle
viernes, 17 de julio de 2009
¿Quién fue Ananda?
Ananda (del sánscrito आनन्द, ānanda, ‘alegría, felicidad suprema’) fue primo hermano de Buda Śākyamuni (el Buda histórico) y uno de sus principales discípulos.
Nació en la región de Kapila Vastu, en la tribu de los Śākia y dentro de la casta de los kṣatriya; su madre fue Mriguí y su padre, según diferentes versiones, fue Amitodana o Sukkhodana (en todo caso, ambos fueron hermanos de Suddhodana, el padre de Buda).
Se unió a la sangha, junto con su hermano Anuruddha y otros nobles shakias, cuando contaba con 37 años, durante el segundo año de predicación de Buda, quien posteriormente lo seleccionó personalmente de entre su séquito para que fuera su asistente personal.
Ananda estuvo de acuerdo en servir a su maestro, sin embargo, queriendo evitar que surgiera envidia en los demás discípulos y orgullo en él a causa de su cargo, pidió que se cumplieran ciertas condiciones: no gozaría de privilegios tales como regalos, comida, ropa o alojamiento especial; tampoco acompañaría a Buda a las invitaciones personales con que algunas personas lo agasajaban; por otro lado, pensando en que sus ocupaciones no le apartaran del sendero espiritual, solicitó a Buda tener la posibilidad de consultarle en cualquier momento sobre las dudas de dharma (deber religioso) que pudieran surgirle así como poder volver a escuchar las enseñanzas que su maestro hubiera impartido estando él ausente; finalmente pidió ser él personalmente quien presentase ante su maestro a las personas de fuera que acudiesen a verle. Buda aceptó sus condiciones y así fue como Ananda permaneció junto a él hasta el momento de su muerte, sirviéndole con gran dedicación durante veinticinco años, según consta en el Canon Pali. Si embargo, fue mucho más que un sirviente y su relación con Buda llegó a ser la de una estrecha amistad.
Ananda era tenido en alta consideración por el resto de los monjes, quienes a menudo, luego de que Buda hubiese impartido una enseñanza, acudían a él en busca de exposiciones detalladas gracias a su reputación de poder exponer el Dharma con claridad; incluso, llegó a reemplazar a su maestro en ciertas ocasiones, recibiendo después palabras de admiración y regocijo por parte del mismo Buda. Según el Anguttara-nikaya (3.78), tras una exposición de Ananda, luego de que éste se hubiera retirado de la reunión, Buda dijo ante los monjes: “Ananda todavía está en el sendero del adiestramiento. Sin embargo, es difícil hallar a alguien que lo iguale en sabiduría”.
Está escrito que, gracias a la intervención de Ananda, las mujeres pudieron ingresar en la orden budista; se dice que Mahāprajāpatī Gautami, tía y madre adoptiva de Buda, habiendo tomado la decisión de abandonar la vida mundana después de la muerte de su marido y liderando a muchas otras esposas śākia, solicitó al maestro que les permitiera ordenarse, a lo cual éste se negó hasta en tres ocasiones.
En una demostración de férrea voluntad, las mujeres siguieron a Buda a pie desde Kapilavastu hasta Vesāli, presentándose de nuevo ante él con el cuerpo cubierto de polvo y los pies hinchados reiterando su deseo de pertenecer a la Sangha; Ananda, conmovido, decidió interceder por ellas y planteó él mismo la petición a Buda, recibiendo también la negativa del maestro; sin desanimarse, Ananda insistió preguntándole si las mujeres que decidieran abandonar la vida mundana y vivieran según los preceptos monásticos podrían alcanzar logros espirituales y, finalmente, el estado de Arhat, a lo cual respondió afirmativamente; posteriormente, resaltó el hecho que Mahāprajāpatī había cuidado de él cuando era un niño, después de la muerte de su madre Mahamaya, argumento que terminó por convencer a Buda quien desde ese momento aceptó la conformación de una orden femenina.
Cuando Ananda vio que estaba cerca el paranirvāṇa de Buda, expresó su abatimiento por no haber alcanzado aún el estado de Arhat a pesar de haber estado tan cerca de su maestro, ante lo cual recibió las palabras de consuelo de éste, quien le indicó que había ganado mucha sabiduría y mérito en el transcurso de los veinticinco años que había pasado a su servicio, instándole a que se esforzase un poco más pues recibiría su recompensa en poco tiempo.
Debido a su extraordinaria memoria, reconocida por el resto de la comunidad budista, Ananda habría de jugar un papel muy importante en el Primer Concilio Budista, convocado por Mahākāśyapa en Rājagṛha después de la muerte de Buda con el propósito de recopilar y organizar su doctrina. Según se dice, Anuruddha propuso que, aunque la presencia de Ananda fuera indispensable, no se le permitiera asistir a no ser que alcanzara la liberación; así fue como Ananda decidió entrar en retiro y aplicarse con todas sus fuerzas en alcanzar tal objetivo; la madrugada del día del Concilio, ante el hecho de que aún no había alcanzado lo que se proponía, decidió irse a dormir, alcanzando el estado de Arhat en ese momento.
Fue así que Ananda se presentó al Concilio y, gracias a sus recuerdos, se confeccionó el Sutra Pitaka (lit.: ‘cesta de los discursos’), la segunda de las tres partes que componen el denominado Tripiṭaka o Canon Pali, que son las escrituras budistas oficiales. En estas escrituras, en los cuatro primeros Nikayas, se puede leer frecuentemente la frase: "Así oí yo decir" antes de las palabras de Buda; ese "yo" se supone que es pronunciado por Ananda quien se convertiría en el segundo sucesor de Buda, después de Mahākāśyapa.
El Canon Pali no menciona la muerte de Ananda, sin embargo, el célebre monje budista chino Fa Hsien, recogió en su peregrinación a la India una antigua tradición según la cual, cuando Ananda rondaba los 120 años, presintiendo su muerte, nombró como su sucesor a Śānavāsika y decidió realizar un viaje de Rājagṛha a Vesāli; una vez llegado allí, decidió alojarse en una isla en medio del Ganges. Tan pronto los príncipes y habitantes de Vesāli se percataron de la presencia de Ananda, acudieron a verle desde una de las riberas del río; en la otra ribera, se presentaron el rey Ajātashatru (rey de Magadha) y su séquito, que habían ido tras Ananda desde Rājagṛha. Unos y otros, le pedían a Ananda que fuera hacia su lado del río para morir y él, demostrando su gentileza y compasión, para evitar cualquier clase de disputa entre los dos bandos a causa suya, usó sus poderes psíquicos elevándose por los aires y haciendo que su cuerpo fuera consumido por el fuego para, finalmente, dejar que sus cenizas se dividieran cayendo a ambos lados del río.
Fuente: Wikipedia
sábado, 11 de julio de 2009
Carta de Patrul Rinpoche
Carta de Patrul Rinpoche,
con buenos consejos para sí mismo
Shri hijo mío,
Debes llevar esto en tu mente:
Hay tres cosas que no deberían de olvidarse:
El Guru lleno de gracia,
El Buda iluminado
Memoria y conciencia.Hay tres cosas que deberían recordarse:
El preceptor que te ordena,
Las enseñanzas que revelan el sendero,
Y la disciplina.Hay tres cosas que debes tener:
Una mente que permanezca donde esta el cuerpo,
Un cuerpo que permanezca en el lugar adecuado,
Una mente que more en un estado de relajación.Hay tres cosas que es mejor olvidar:
La cólera contra los enemigos,
El apego a los seres amados,
El sueño perezoso.Hay tres cosas que es mejor restringir:
La lengua en público,
La mano en privado,
Los pensamientos siempre.Hay tres cosas sobre las que uno debería de guardar silencio:
Las propias virtudes,
Las faltas de otros,
Nuestras intenciones para el futuro.Hay tres cosas de las que uno no debe dar muestras:
El impulso a renunciar a los apegos mundanos,
La cebada trampa de la propia hipocresía,
La insistencia en exhibir el propio fervor religioso.Hay tres cosas en las que uno debería de ser flexible:
Hablando con un amigo,
Llevando las vestimentas propias del país,
Dirigiendo la mente hacia el Dharma.Hay tres cosas que no deberían de escucharse:
Palabras aduladoras,
Charlas de última locura,
Consejo de un necio.Hay tres cosas que uno no debería ambicionar:
La fortuna de un hombre rico,
Una posición de categoría,
Vestidos superfluos.Hay tres cosas de las que uno no debería hablar mal:
De una persona respetada,
De la mercancía de otro,
De un buen amigo.Hay tres cosas que uno no debe ensalzar:
A un hombre que es vilipendiado por otros,
A un loco presuntuoso,
A tu propio hijo ante los demás.Hay tres cosas que uno no debería ni ensalzar ni criticar:
A los familiares,
A un hombre del que nada sabes,
En realidad, a nadie.Hay tres lugares a los que no deberíamos ir:
Entre gente hostil,
A una aglomeración multitudinaria,
A un lugar donde se juega.Hay tres cosas de las que no se debería hablar:
Del Dharma a quienes no quieren oírlo,
De asuntos privados con extraños,
De fantasías sin sentido.Hay tres cosas que no deberían hacerse:
Comportarse temperamentalmente con un amigo,
Hablar inconsecuentemente,
Actuar con dos caras.Hay tres cosas de las que uno debería refrenarse:
Presumir de la propia importancia,
Señalar repentinamente las faltas de los demás,
Menospreciar a los demás.Hay tres cosas que uno no debería ofrecer:
Devoción a un charlatán,
Regalos a aquellos de más alto rango,
Los más infinitos pensamientos a cualquiera.Hay tres cosas en las que uno no debería dejar la mente:
El cuerpo de hermosas muchachas,
La conducta de un amigo,
Las propias virtudes.
Hay muchas otras cosas que deberías recordar, pero lo esencial es observarte a ti mismo en todo momento. No lo olvides, tanto la práctica mundana como espiritual están aquí contenidas. Estas pocas palabras están llenas de profundo significado, no las ignores.
A mi querido hijo, Shri,
De Naljorpa Trime-Lodro.
viernes, 26 de junio de 2009

Hace unos días, el viernes 19 de junio del 2009, murió en Anantapur, al Sur de la India, con 89 años de edad, Vicente Ferrer.
Aquellos que me conocen saben lo cerca que estuve de poder trabajar con él en su gran proyecto, y lo importante que era para mi, tanto por sus valores como persona como por su labor a lo largo de más de 50 años con los más desfavorecidos de la India.
Vicente Ferrer ha logrado hacer del desierto un oasis, y como ya es sabido, su lema "Espera un milagro" se realizó, pues él consiguió el milagro de sacar agua de donde aparentemente no lo había, de dar la oportunidad de vivir dignamente a miles de personas que no la tenían, y de enseñar al mundo que realmente, si se trabaja por ello, "existen los milagros".
Aún podemos disfrutar de su pensamiento, de sus ideas y de sus valores a través de su libro "Encuentro con la realidad", un ensayo en el que Vicente Ferrer trata diversos temas espirituales y del día a día.
Ahora Vicente Ferrer ha descansado, un bien merecido descanso. Su esposa Anne y su hijo Moncho serán los encargados de continuar con su trabajo, con lo que fue su vida.
Hasta siempre Vicente, y Gracias.
lunes, 15 de junio de 2009
La danza de los mil brazos
En tanto que seas amable y haya amor en tu corazón
Mil manos vendrán naturalmente en tu ayuda.
En tanto que seas amable y haya amor en tu corazón
Alargarás con mil manos para ayudar a otros.
Esta impresionane coreografía está dedicada a Guan Yin, la Bodhisatva de la Compasión de la tradición budista.
Se realizó por primera vez en los Juegos Paraolímpicos de Atenas en el año 2004, y después recorrieron el mundo mostrando la belleza de este baile.
Y lo más impresionate es que las bailarinas son sordas, y se guían mirando a coreografos que hay situados en las esquinas del escenario.
¡Impresionante la belleza de esta danza!
domingo, 7 de junio de 2009


Cuenta la vida del principe Shiddarta, el Buda, para niños a partir de los 6-7 años de edad.
He tenido la gran suerte de traducirlo al español y me gustaría encontrar una editorial que estuviera interesada en publicarlo, ya que es una pena que en España no contemos con muchos libros de la vida de Buda para niños.
Es importante que los niños/as conozcan la historia de las diferentes religiones y filosofías, al menos de las más importantes, para que cuando crezcan, de un modo libre y ajustándose a lo que más les llene, elijan en qué quieren creer (si es que deciden creer en algo).
Si conoces alguna editorial que pudiera estar interesada en publicar un libro como "El gran viaje de Shiddarta" puedes ponerte en contacto conmigo.
Yo, y muchos niños/as de habla hispana, te lo agradecerán.
lunes, 1 de junio de 2009
Reflexión
pero tan solo un ligero murmullo asoma al exterior para entregarnos una respuesta.
Si tan solo supiérmaos que no hay nada que saber,
si tan solo sintiéramos dejando la mente navegar en su propio ser, en su propia naturaleza,
quizá hallásemos la respuesta en nuestro interior.
Mas esa voz de la mente desea saber. "Shhh, siente y escucha, y las dudas se desvanecerán por si solas", "Shhh, calla y escucha el sonido de la mar, percibe el calor del Sol, siente con el Universo".
Pero ¿y lo demás?. Simplemente será...
Cristina, dic. 2000