El Samsara es el universo de los fenómenos; un juego de luces y sombras, encuentros y desencuentros, dolor y placer. Es la existencia terrena, donde alegría y pesar caminan codo con codo. A propósito de ello,un discípulo fue hasta su maestro y le dijo:
- Maestro, los años discurren incesantemente. Cuánto más vivo, más cosnciente soy de que en el mundo exterior no puedo hallar felicidad plena, contento permanente, dicha inquebrantable. ¿Por qué es así?
- Quiero que prepares un tazón de leche dulce y se la des a probar a un enfermo grave-dijo el maestro- . Luego vuelve a reunirte conmigo.
Así lo hizo el discípulo. Era un verdadero buscador de lo Inefable, pero no hallaba la dicha en esta vida. Preparó un tazón de leche dulce y se enteró de dónde había un enfermo grave. Tomando al enfermo por los hombros, le ayudó a incorporarse y le dio leche a beber. El enfermo hizo una mueca de asco y gimió:
- ¡Que amargo está esto!
El discípulo acudió ante su maestro y le relató lo sucedido. El maestro le explicó:
- Querido mio, cuando se está enfermo, hasta lo dulce sabe amargo. Cuando la mente no ha hallado su total libertad, se enreda en lo placentero y lo displacentero, y al final hay amargura, porque a todo contento termina por seguir el descotento. Persevera en tu búsqueda. En la antesala de tu mente, donde el samsara acaba, hallarás la paz.
El maestro dice: No hay mayor felicidad que la paz interior.
"Antología de cuentos de la India y el Tibet" Recopilación de Ramiro Calle.
El samsara, según la tradición tibetana, es la rueda de muerte y renacimento en la que estamos viviendo debido a nuestro karma, nuestra ignorancia y a nuestras vidas anteriores. Vivir en el samsara el vivir en el sufrimiento que produce el ciclo de nacimiento, vejez, enfermedad y muerte. Solo cuando entendemos la naturaleza del samsara y tratamos de salir de esa rueda a través de la meditación, de las buenas acciones y de la comprensión de la verdadera naturaleza de la mente, podemos alcanzar el nirvana o iluminación, el estado mental en el que no existe el sufrimiento.
Pésaj, la Pascua judía
Hace 2 años
Hola Cristina,
ResponderEliminargracias por el cuento. Yo tengo en casa el libro de Ramiro Calle, pero claro... no lo leo a diario... de modo que hoy, encontrar este cuento en tu blog a sido muy gratificante... porque hoy es uno de esos días en que uno no sale de su samsara.
Cariños inmensos